Las residencias de ancianos son espacios que deben garantizar un entorno limpio, seguro y confortable para sus residentes. Uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan estos centros es el control de los malos olores, que pueden afectar no solo la percepción de higiene del lugar, sino también la calidad de vida de los mayores y la experiencia de familiares y profesionales.
Neutralizar los olores en este tipo de entornos requiere una estrategia integral que combine tecnología, higiene y sensibilidad. En este artículo abordaremos dos pilares fundamentales para lograrlo: el uso de ambientadores profesionales como Ambimax, y una correcta gestión de lavandería, que garantice la desinfección, limpieza profunda y un acabado textil respetuoso con la piel del residente.
El impacto del olor en la percepción del centro
Los malos olores en residencias geriátricas tienen múltiples orígenes, siendo los más comunes los relacionados con incontinencias (orina, heces), vómitos o derrames accidentales. Estas situaciones, inevitables en muchos casos debido al estado de salud de los residentes, requieren soluciones específicas que actúen más allá de los métodos tradicionales.
Ventilación y renovación del aire
Aunque la ventilación es importante, por sí sola no elimina las moléculas responsables del mal olor. Además, no siempre es viable mantener las ventanas abiertas continuamente, especialmente en invierno o en zonas comunes donde los olores son persistentes.
Ambientadores ¿Si o no?
Si, pero no todos los ambientadores son válidos. Una opción eficaz, segura y profesional es el uso del ambientador eléctrico Ambimax, un ambientador profesional, que cubre hasta 150m2 y con cada recambio tendremos hasta 30 días de ambientación ininterrumpida ( si lo paramos por las noches podemos duplicar su duración). Entre la gama de Ambimax existe un aroma diseñado específicamente para eliminar malos olores, se trata del Neutralizer Plus, que además de eliminar el mal olor dejará un agradable aroma floral en el ambiente.
Gracias a Ambimax, se consigue mantener una sensación constante de limpieza y frescura, lo cual mejora significativamente la percepción del entorno tanto por parte de los residentes como de sus familias.
Lavandería profesional: limpieza, desinfección y cuidado del acabado textil
Además del control ambiental, la ropa de cama, toallas, prendas personales y otros textiles también juegan un papel fundamental en la aparición (o eliminación) de olores. Pero en una residencia geriátrica, la lavandería debe cumplir con estándares más altos que los de una lavandería convencional. Aquí no solo importa que la ropa “huela bien”, sino que esté libre de microorganismos y sea segura para la piel de los residentes.
Limpieza y desinfección: productos eficaces y seguros
Para lograr una desinfección real de los tejidos, se deben utilizar productos específicos, que garanticen la eliminación de bacterias, virus y otros agentes patógenos sin dañar los tejidos.
Algunos productos recomendados para este tipo de lavado profesional son:
- Clax Hypo (base clorada)
- Clax Peroxi (base oxígeno)
- Clax Personril (base oxígeno)
Todos ellos, de la marca Diversey, están formulados para uso profesional en entornos sanitarios, ofreciendo una desinfección efectiva incluso a temperaturas medias o en ciclos de lavado más cortos, lo cual ayuda a optimizar recursos y proteger las prendas.
Estos desinfectantes pueden ser utilizados según el nivel de suciedad y el tipo de tejido, respetando siempre las dosificaciones indicadas para garantizar resultados óptimos.
El acabado textil: una cuestión de salud
En muchas ocasiones se subestima el acabado final del tejido, que es tan importante como la limpieza en sí. Después del lavado, pueden quedar residuos de detergente o cloro en la ropa, lo cual altera el pH del tejido. Esto, en el contexto de una residencia, puede generar problemas en la piel de los residentes, especialmente en aquellos encamados o con movilidad reducida, que pasan muchas horas en contacto con sábanas, toallas o ropa personal.
Un mal acabado textil puede provocar:
- Irritaciones
- Erupciones o enrojecimientos
- Picor o molestias al contacto
- Agravamiento de problemas dermatológicos existentes
Para evitarlo, es imprescindible:
- Ajustar el aclarado final: Asegurarse de que se realiza un enjuague completo y prolongado para eliminar todos los restos de productos químicos.
- Controlar el pH de los tejidos: El objetivo es que, tras el lavado, el pH del textil se acerque al neutro (entre 6 y 7), similar al del tejido original.
- Utilizar aditivos neutralizantes si es necesario: En casos donde se utilicen productos clorados con frecuencia, conviene usar neutralizantes específicos para evitar acumulaciones químicas en los tejidos.
Estos pasos garantizan que la ropa no solo esté limpia y desinfectada, sino también apta para estar en contacto prolongado con la piel de personas sensibles o encamadas, reduciendo el riesgo de problemas dermatológicos.
Formación del personal y control de procesos
Por último, es esencial que el personal encargado de la lavandería esté formado en los protocolos adecuados, sepa manipular productos desinfectantes con seguridad, y realice controles periódicos del estado de los tejidos y del pH tras el lavado. Un sistema de trazabilidad ayuda a mejorar el control de calidad y detectar posibles desviaciones a tiempo.
Neutralizar los malos olores en una residencia de ancianos va más allá de una simple cuestión de higiene: se trata de preservar la dignidad, el bienestar y la salud de quienes viven allí. Gracias a soluciones profesionales como el ambientador Ambimax, y una correcta gestión de lavandería con productos desinfectantes como Clax Hypo, Peroxi o Personril, es posible ofrecer un entorno limpio, seguro y cómodo para los residentes.
Además, prestar atención al acabado del textil —logrando un pH neutro y libre de residuos químicos— es clave para proteger la piel de los mayores, especialmente de aquellos que pasan largas horas en contacto con sábanas o ropa de cama.
Un aire limpio y una ropa segura son sinónimo de calidad asistencial. Y en el cuidado de nuestros mayores, cada detalle cuenta.